Un artista de música urbana nos cuenta su experiencia desde la ciudad de Machala donde cumple la cuarentena mientras que la epidemia castiga sin piedad a Ecuador en medio del colapso del sistema de salud y la desesperación de su población. Según las cifras oficiales, en el país vecino los casos confirmados llegan a 3. 465 y 172 muertos por el Covid-19.
Un cHIMBOTENO EN ECUADOR EN PLENA EPIDEMIA

                                             Escribe: Viscely Zarzosa Cano


Las calles del país vecino del Ecuador huelen literalmente a muerte. Los cuerpos sin vida, arrasados por el coronavirus, forman parte del paisaje urbanístico de sus ciudades.

Si en el Perú nos quejamos por el sistema de salud que no se abastece, la situación en Ecuador es para llorar. Al menos así lo describe mi amigo José Luis Alva Mogollón, artista urbano chimbotano que ya vive más de un año en la ciudad de Machala, provincia de El Oro.

Si no nos morimos por el coronavirus, será por el hambre. Es lo primero que me dice José Luis, más conocido en el ambiente artístico de su género como ‘Eddy D-Way’.

“La gente aquí ya no sabe que hacer con sus muertos. Los dejan en las calles como si fueran paquetes. Y en el peor de los casos son quemados a vista y paciencia de todos. El Estado no responde para que se lleven los cadáveres, nos les permiten una muerte digna”, me cuenta fríamente a través de una vídeollamada de WhatsApp desde la ‘Capital Mundial del Banano’.

Para entenderlo mejor, si hoy los muertos se levantaran, tendrían que hacer largas colas para esperar una digna sepultura o en todo caso pagar entre 3 mil y 4 mil dólares para una cremación y si no tienes dinero los gallinazos te devorarán sin ningún costo.

Además se advierte del colapso de hospitales y las funerarias. El sistema de salud no responde a la población. Son los mismos médicos quienes hoy suplican por implementos de protección, no tienen uniformes ni mascarillas. La necesidad ha llegado que estos profesionales, quienes hacen todos los esfuerzos posibles para salvar vidas, usen hoy bolsas chequeras como tapabocas mientras que los gallinazos están al asecho en lo más alto de los nosocomios, tal como se puede ver en un vídeo publicado en Facebook.

Todo esto me cuenta José Luis. Y las alarmantes cifras le dan razón. Mientras redacto este texto, el Gobierno ecuatoriano reporta 3.465 contagiados a escala nacional y 172 muertos por el Covid-19.

Guayaquil, con casi 2.7 millones de habitantes, registra aproximadamente el 45% de los contagiados. Sin duda es la ciudad más golpeada por el coronavirus. Aquí se reportó el primer caso de Covid-19 de Ecuador.

Y en medio de esta crisis y la pandemia que azota sin compasión, se ha empezado a denunciar actos corrupción en el gobierno de Lenin Moreno, como la presunta sobrevaloración en la adquisición de insumos médicos.

Literalmente la situación es para llorar. Y eso lo sabe bien el reportero Carlos Julio Gurumendi, del canal Red Tele Sistema RTS de Guayaquil, quien no pudo más y se quebró en llanto en plena transmisión en vivo por la terrible situación que hoy vive su país.

La gente muere en las calles. Y para evitar un contagio masivo, los muertos son envueltos en cartones y sábanas y son quemados por los propios pobladores, ya que el gobierno no puede hacer nada con los cadáveres.

Aún no es a gran magnitud, pero también se habla de desabastecimiento de alimentos de primera necesidad, pues ya están presentando un incremento en sus precios. Por ejemplo, el aceite pasó de costar1.65 dólares a 2.50, la jaba de huevos de 3.00 dólares a 7.00 y el azúcar de 2.00 dólares a 3.20.

José Luis me cuenta que la cuarentena en Ecuador se cumple desde las 2:00 p.m. a 5:00 a.m. y ha sido prolongada hasta el 14 de mayo. Y si no acatas durante ese horario, simplemente te detienen, al igual que en el Perú.

El gobierno de ese país también ha establecido una inmovilización para los vehículos (autos y ticos). Los unidades, cuyas placas de rodaje terminan en impar, solo circulan los miércoles, jueves y viernes y los par los lunes y martes. Las motociclistas tienen permiso los sábados y domingos.

Mi amigo José Luis me dice que vive de sus pocos ahorros, producto de su trabajo como animador y cantante, además de haber laborado como comerciante textil de ropa de línea de varón. Él prácticamente hace malabares para sobrevivir. Su dinero poco a poco se acaba. Alquila una habitación en un edificio del barrio llamado Victorio Rizo, en el norte de Machala, muy lejos de su patria, de su barrio donde vivió: la urbanización La Libertad de Chimbote.

Con sus propios recursos, José Luis se ha venido tratando en Ecuador una diartrosis en la columna por una malformación. Además de su discapacidad, pues la pierna izquierda no le funciona. Su tratamiento se ha visto interrumpida por la emergencia sanitaria del coronavirus.

“Necesito mi visa y pasaporte para poder continuar con mi tratamiento. Espero que aquí la embajada del Perú me pueda ayudar, pero debo esperar que pase toda esta situación para reiniciar mi tratamiento”, me cuenta desde una habitación que alquila y donde pasa el mayor tiempo encerrado y solo sale una hora al mercado para poder comprar algo que comer. Luego se la pasa leyendo la biblia y viendo el noticiero en el que las autoridades temen lo peor en esta parte del mundo.